miércoles, 31 de marzo de 2010

YO Y YO MISMA

Últimamente me desdoblo cantidad. Es algo nuevo, nunca me había pasado y me pasa con mucha intensidad. Me desdoblo, yo pienso y yo me contesto, pero como si fuera dos. Ejemplo:
-Yo: ojalá te mueras de una vez, que mira que estás podrido (tras oír a mi jefe toser como si estuviera tísico).
- Yo misma: calla, no seas burra, que como se muera te vas a enterar.
- Yo: estoy harta, no lo aguanto más, cualquier día lo mando a la mierda.
- Yo misma: ¿a si? mírala a ella que valiente...¿y luego, de qué demonios te crees que vas a vivir?
etc. etc.
Así constantemente. Desde desear que se muera el jefe, o planear como ayudar a mi padre a morirse. Debe ser este letargo, esta vida lenta en la que apenas se mueve nada. Mi padre sigue en el hospital, las oposiciones no salen, mi hijo ya se adaptó a su nueva vida, mi casa sigue estancada, mi vida no avanza. Pasa un mes entero y vuelvo a ver a Ayoze, mi psicólogo y apenas tengo nada nuevo que contarle.
Estoy volviendo al principio, a los tiempos en los que este blog nació, a los tiempos en los que algo iba mal, pero que muy mal. Poco a poco, vuelvo al punto de partida. Lo he intentado, he fracasado.

lunes, 22 de marzo de 2010

DIARIO DE UN NAUFRAGIO


Domingo: me toca con mi padre en el hospital por la tarde. No he vuelto desde el miércoles, me sacó de quicio y fue tal la migraña que me entró que vine a recuperarme el sábado. Me remuerde la conciencia, fue el día del padre y solo lo llamé, pero era eso o acabar conmigo misma. Como digo, domingo tarde de hospital, el de la cama de al lado sufre una crisis, casi se muere.

Lunes: Mi hijo ya está en Nueva Zelanda, me llama desanimado, no entiende nada. Lo siento angustiado, me angustio yo misma. Trato de convencerme de que todo pasará pronto y se adaptará. Ya vuelve la migraña. Por la noche, llamada inesperada: a mi hermana le ha contado el acompañante del de la cama de al lado (que casi se vuelve a morir anoche también) que mi padre grita y delira por la noche y no le hacen mucho caso. Vamos a tener que volver a hacer turnos, aunque quizás sea peor, porque cuando nos tiene alli, delira igual y además te odia por no ayudarle a levantarse (cosa que no puede hacer, claro).

A estas horas la migraña ya se anuncia con fuerza. Mi voluntad me abandona, ya no voy a estudiar nada hoy. Quizás termine dandome a mi un ataque al corazón o un subidón de tensión y todos pal carajo.

miércoles, 17 de marzo de 2010

SIGUE LA RACHA

Mi padre de nuevo en el hospital, lo que en principio no es malo, ya que en casa no estaba bien. A ver si ahora no tardan mucho en ponerlo a tono y sale en buenas condiciones de verdad.

Mi hijo se va hoy. Nueve meses lejos de aquí. Espero que todo le vaya de maravilla.

Flaqué. Llamé al Ñoño pero no me contestó. Borré su número de mi móvil. Ahora ya, por mucho que flaqueé no tengo forma de llamarlo. Se acabó para siempre.

sábado, 13 de marzo de 2010

DESPEDIDAS

Al final, sin pensarmelo mucho, me fui el fin de semana pasado a ver a Gumer a su isla. Lo necesitaba. Descanso y sexo, poco más. Con Gumer está claro lo que hay. Lo más curioso es que estar con él me recordó al Ñoño y me entraron unas ganas locas de llamarle, pero me contuve, claro. En el fondo creo que lo que le pasó fue que le hice sentirse hombre objeto, jajajaja, ¡hay que fastidiarse!

Por lo demás nada ha cambiado, teóricamente. Sigo sin recibir los resultados de esa oposición que podría sacarme de esta isla y de esta vida y sigo teniendo el mismo trabajo cutre y frustrante. Eso sí, me dieron las notas de la UNED y los resultados son buenos (sobresaliente en inglés y notable en lengua), lo que me motiva a ponerme las pilas y empezar otra vez con las oposiciones. Hasta he empezado a fantasear con una nueva vida, diferente profesión, etc. sueños, nada más.

Mi padre celebró su 76 cumpleaños, muy fastidiado físicamente, pero lo suficientemente compuesto como para pasar un rato con toda la familia reunida o casi (¿he contado alguna vez que tengo un hermano muy capullo?). Aprovechamos la reunión para despedir a mi hijo, que se va el próximo miércoles a Nueva Zelanda. Para mi ambos acontecimientos tenían sabor a despedida. Lo de mi hijo, evidentemente lo era y aunque tiene sus ventajas vivir sola, sé que lo voy a echar mucho de menos porque es un gran compañero y un gran hijo, cariñoso y atento donde los haya. Y lo de mi padre, también tenía sabor a despedida, no puedo evitar pensar que este será su último cumpleaños. Es más, viendolo como está, hasta lo deseo. Puede sonar cruel, pero es lo que siento. Lo veo tan mal, sufriendo, que preferiría que muriera, aunque cuando ocurra lo voy a sentir muchísimo. Así que he tenido sentimientos encontrados, bueno, más bien enfrentados. La semana que viene cuando vea a Ayoze le diré que aún no estoy preparada para salir ahí fuera y tratar de relacionarme, de hacer nuevas amistades, aún sigo de algún modo anclada y sin fuerzas: no estoy preparada. Mi vieja vida sigue absorbiendo toda mi energía. Quién pudiera hacer como la protagonista del último libro que he leído, La última vida, de Claire Messud, que consigue romper de forma radical con su vida y empezar una nueva en otro lugar. Yo lo intento y sigo aquí estancada...

lunes, 1 de marzo de 2010

OTROS PLANES


Como en el fondo soy una tipa positiva, en cuanto vi mis planes frustrados los cambié por otros.
El mismo viernes por la noche empecé un curso de dibujo por Internet que me tuvo despierta hasta las 2 de la madrugada y que recomiendo encarecidamente. La página es esta y lo encuentro francamente muy interesante. Yo diría incluso que es mucho más que un simple curso de dibujo.

Por otra parte, el domingo pasé el día por ahí con mi hermano y su familia, cosa que no hacía desde hace siglos y que siempre es enriquecedor. Los niños tienen siempre esa capacidad de alegrarte la vida, al menos a mi.

El sábado lo pasé con mi padre, ya de vuelta en casa. Pero no está bien, que va. Es triste verle así. No puede ni beber toda el agua que quisiera. No puede comer casi nada de lo que le gusta. Y del cuarto de estar al dormitorio tarda una media hora. Se siente cansado y está obsesionado con que no va a poder dormir. Frustrante verlo así.

Espero que haya cambios la semana que viene y espero que sean para mejor.