sábado, 16 de abril de 2011

VÍCTIMA DE MOBBING


Creo que ya he contado más de una vez que no estoy a gusto en mi trabajo y cómo he intentado cambiarlo, sin éxito, pues bien, desde el miércoles las cosas se han precipitado.
El miércoles el jefe "se pasó de la raya" conmigo. Trató de culparme de cosas que pasaron cuando yo estaba de vacaciones (para proteger a mi compañera que es su "favorita") y de cosas en las que yo no tengo absolutamente nada que ver. Me pillé literalmente un ataque de nervios, tanto que me daban hasta mareos cuando me levantaba. Toqué fondo. El abuso es ya descarado y mis compañeros coinciden en que me tiene "especial manía" porque soy inteligente y más eficiente que su favorita.Hubiera subido inmediatamente a hablar con su superior, pero estaba de viaje y eso me dio el tiempo suficiente para decidir qué hacer.

Al día siguiente hablé con el superior y le dije que mi jefe me acosa, que va a por mi y que saqué las características del mobbing por internet y de diez puntos que se indican, mi jefe cumple ocho conmigo. Le conté algunas de las cosas que pasan en mi oficina y le dije que tomo antidepresivos y voy al psicólogo. También le dije que había pedido hora para el lunes con el médico y que pensaba pedirle la baja por depresión. Le dije que la mejor solución era que me echara, que me despidieran con indemnización y derecho a paro, para evitarnos mutuamente toda esa guerra.

Su respuesta, decirme que había otra solución, que él ya decidió hace mucho cargarse a mi jefe, pero que aún tiene las manos atadas porque como han echado a gente en la empresa, indemnizándoles solo por 20 días por año, alegando que la empresa va mal, no puede contratar a nadie que le sustituya. Me propuso un cambio de departamento hasta que se lo cargue y luego, quizás, volver. Acepté el trato y después de comunicárselo a mi jefe, mandó un email a media empresa comunicándoles a todos el cambio de funciones y anunciando el traslado de su despacho físico a mi departamento, para colaborar con mi jefe en la gestión del departamento, especialmente en la cuestión de recursos humanos. ¡Vaya bofetada!

Aún he tenido que estar el resto del jueves y todo el viernes allí y ser atravesada por las miradas de odio de mi jefe y su favorita. Tendré que volver el lunes 25 durante el tiempo necesario para enseñar a la persona que me sustituirá. Pero el lunes empiezo en mi nuevo puesto, a aprender, en un departamento que tiene fama de ser un equipazo.

Toda esta batalla me ha afectado físicamente, tanto que no he anulado la hora con el médico porque aunque no le voy a pedir la baja, sí le voy a volver a pedir el dopaje doméstico o algo que me ayude a estar más equilibrada y no tener esas bajonas tan grandes que tengo últimamente. Espero poder dar lo mejor de mi misma en este nuevo puesto y recuperar la calma y la alegría que había perdido. Esta batalla la he ganado, pero tengo la sensación de que la guerra no ha acabado aún. Al menos, por fin, un VERDADERO CAMBIO EN MI VIDA, o eso espero.