domingo, 6 de junio de 2010

SOÑANDO CON MI HIJO

Soñé con mi hijo, ese al que le soy absolutamente indiferente.
Tenía unos 9 años y estábamos en una casa grande con toda la familia, abuelos incluidos.
Me pedía que le llenara la bañera y quería que me metiera dentro a jugar con él. La bañera es un símbolo: el primer día que vino a casa, se metió en ella vestido, con zapatos y todo, y me rogó que se la llenara. Nunca se había bañado en una. Criado en un centro de menores esa era su gran ilusión y por supuesto, se la llenamos.
Lo pedía con esa pizca de exigencia que le caracteriza, con esa autoridad que hace que parezca que lo merece todo, pero sobre todo, me lo pedía porque quería estar conmigo, porque me quería.
Se reflejaba en sus ojos.
Hacía mucho tiempo que no le recordaba como era de niño, supongo que la imagen actual me lo impide. Se veía en su mirada que entonces aún me quería...y yo estaba encantada, claro.
Luego sonó el teléfono móvil: mi padre se cayó y se hizo una buena brecha en la cabeza (13 puntos).
¿Quién dijo que la vida era aburrida?

2 comentarios:

  1. Qué sueño tan curioso Verónica, cuando he leído lo del teléfono pensé que sería tu hijo el que llamaría, porque tal vez tuvieses algún tipo de videncia, jejejejeje.

    En fin, lástima que no fuese así y que la llamada fuese tan negativa.

    Un beso

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  2. Nunca hemos tenido ese tipo de conexión ese hijo mío y yo. Y lo de mi padre no fue nada, 13 grapas dirección frente-cráneo arriba, que parece el mismísimo Frankestein.

    Un besote, Os.

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