lunes, 28 de marzo de 2011

LAS VUELTAS QUE DA LA VIDA



Y volví a ver a Gumer y me volví a quedar enganchada. Me lo pasé tan bien (y necesitaba tanto pasarlo bien) en todos los sentidos, que ahora estoy completamente confusa acerca de mis sentimientos hacia él, de si hago bien siguiendo esta "no-relación" y confusa con todo, pero un poco más feliz desde que estuve allí.

Arturo me dice que soy muy radical, que para mi todo tiene que ser blanco o negro y que eso no es bueno, que me relaje y que si Gumer me hace feliz en la cama ¿por qué tengo que dejarlo? y si además, a veces también me hace feliz fuera de ella ¿qué más se puede pedir? Yo me relajo y me dejo llevar, pero sin agobios, nada de llamadas diarias, ni sms todo el día, eso se lo he dejado claro a Gumer. Él insiste en que soy la mujer de su vida (cosa que yo no me termino de creer por lo poco que parezco importarle) y que si estoy buscando cambios en mi vida, que me vaya a vivir con él. Yo creo que en el fondo lo dice porque sabe que para irme a su isla tendría que encontrar un trabajo allí y eso es harto complicado. Además sabe que no abandonaría a mis padres ahora que me necesitan más que nunca. O lo dice porque realmente lo desea, no lo sé, ya digo que estoy confundida. De cualquier manera por ahora no va a pasar nada de nada, así que para qué comerse el coco.

Por otra parte, la semana ha terminado de manera lamentable. A la madre de Arturo le han diagnosticado ELA, esclerosis lateral amiotrófica, que para mi gusto, debe ser la peor enfermedad del mundo. Arturo se enteró el jueves y lógicamente, está destrozado. Tiene 26 años y el futuro que se le presenta es ver como su madre se va degradando poco a poco, apagándose, hasta volverse completamente inútil para después morir, en cuestión de 2 o 3 años. A mi me ha dado mucha pena, tanto por Arturo como por su madre, que es la típica señora buenísima, que en su vida ha hablado mal de nadie y que lo único que ha hecho en la vida es estar pendiente de su familia y de su casa. Arturo se pasó el jueves casi todo el día llorando en el trabajo y yo con él, tanto es así que llegó a decirme "chacha que tú me tienes que consolar a mi, no yo a ti". Y es que no podía dejar de llorar: por Arturo, que es casi un niño, por lo que se le viene encima, por su madre, por tanta enfermedad, porque la vida es una mierda, por todo. El viernes ya me he propuesto estar ahí para animar a Arturo, que es mucho más que un compañero de trabajo, es un amigo y mi confidente, mi cómplice y mi asesor emocional, como ya he contado muchas veces y el único hombre con el que me he acostado (solo una vez) y a seguido siendo un gran amigo.

Espero serle útil y que encuentre en mi algún consuelo. Por lo pronto ya me ha dicho que sabe que puede contar conmigo.

4 comentarios:

  1. La verdad es que menudo jaleo el que te traes con Gumer, sinceramente el hombre tiene aguante, le has dejado, has vuelto, le has vuelto a dejar...

    Una pena lo de Arturo, la verdad es que es una auténtica pena, joe, me pongo en su pellejo y a mí también se me saltan las lágrimas.

    En fin...

    Un beso

    (Y que sepas que sigo publicando igual, más o menos unas 7-8 entradas al mes)

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Lo de Arturo es una tragedia, pero como dice él (que está bastante animado a pesar de todo) aún su madre está bien y no va a empezar a sufrir desde ahora.

    En cuanto a lo de Gumer, jajaja, me ha hecho mucha gracia tu comentario y tienes toda la razón, chiquito jaleo. Es la primera vez que me pasa esto de te dejo/me quedo/te dejo, no te creas que es mi estilo para nada, pero es que la historia con Gumer tiene muchos entresijos. Algún día me decidiré a contarla, a ver que te parece.
    Un besote, Oscuro y gracias por pasarte.

    ResponderEliminar
  4. Ya, la verdad es que resulta inútil deprimirse por algo que aún no ha sucedido (aunque sepas que va a suceder). Arturo tiene que ser fuerte también por su madre.

    Y sí, las historias personales suelen tener 10.000 matices que nadie comprende más que los implicados, y muchas veces ni estos.

    En fin, sea que sí, sea que no, o sea todo lo contrario... el caso es ser feliz.

    Un besote

    ResponderEliminar