martes, 25 de agosto de 2009

VPH Y YO


VPH, así se llama. No es tan conocido como el VIH pero debe de ser mucho más popular. Un día vas a una revisión rutinaria y luego te llaman y te citan para tres meses más tarde, demasiado pronto como para que todo vaya bien pero demasiado tarde como para que vaya muy mal. Piensas de todo, siempre has sido un poco paranoica, pero en el fondo pasas, el presente ya te machaca mucho como para pensar en lo que pueda pasar dentro de tres meses. Por fin se acerca el día y empiezas a ponerte nerviosa. El día de la cita ya estás desquiciada. Te lo explican todo: tienes el VPH. El 50% de las mujeres sexualmente activas lo tendrá alguna vez en su vida, aunque al menos la mitad de ellas ni siquiera se enterará y su cuerpo se las apañará para eliminarlo sin dejar huella. Te preguntas porque estás entre ese 50% y ves a Dios, literalmente lo ves porque tu imaginación es muy vívida, diciendo tú sí, tú no...llega tu turno, te toca el no, pero Dios se ríe y cambia de ritmo tú sí y tú también. Luego te preguntas por qué no estás entre el 25% que ni siquiera se entera y lamentas haber ido a la revisión rutinaria, sino lo hubieras hecho no estarías ahí sentada, temblando con cara de tonta. El médico sigue explicándote: no puedes culpar a tu pareja actual porque puede haber estado latente durante años. Puedes seguir teniendo relaciones, no pones en peligro a tu pareja, siempre que uses preservativo. Hay factores que se creen que influyen, aunque aún no está del todo demostrado. Regalale tus datos a las estadísticas respondiedo amablemente a unas preguntas. Tener la primera relación sexual a edad temprana, es uno de los factores. Mientes, que se jodan las estadísticas. La promiscuidad es otro factor. Ahí no tienes que mentir aunque paradojicamente desde ese día he sido más promiscua que en toda mi vida (2 parejas es mucho para mi). Y te quedas ahí esperando que te receten algo pero no. No hay tratamiento. Tu cuerpo tendrá que apañarselas solito. Sólo queda dejar pasar el tiempo y ver si tu VPH, la hermosa flor blanca que te muestran en una pantalla, ha decidido desaparecer o si por el contrario ha decidido tranformarse en un tumor cancerígeno. Seis meses más. Los llevas muy bien, no lo comentas con nadie (solo con Gumer para que decida si aun quiere tener relaciones sexuales contigo). Sabes que lo mejor que puedes hacer es olvidarlo porque no sirve de nada pensar en ello, aunque todo tiene sabor a castigo. Por fin llega el día, pero todo se fastidia, no pueden verte porque te ha venido la regla: un mes y medio más. Dios ya se parte de la risa en toda tu cara. Aún así sigues adelante. Trabajas, hablas con la gente, sales, no das motivos de preocupación a nadie: eres una buena chica, siempre te comes los marrones tú solita. Finalmente llega el día, te tiembla el pulso antes de conducir hasta el hospital. Unos minutos para extraer unas células y de nuevo a esperar, en esta ocasión, sólo dos meses más. Entonces te preguntas: ¿y qué hago yo ahora? ¿Cómo voy a soportar la incertidumbre durante dos meses más? Entonces te recurdas a ti misma las veces en que has deseado morir y te consideras sin derecho a la desesperación o es que acaso no tienes lo que querías?? No, no así. Morir puede, ser torturada psicológicamente no era el plan. Te sientes patética. Y para colmo no dejas de recordar aquella flor blanca que parecía mecerse plácidamente como algo hermoso. La naturaleza, que es bella hasta cuando daña.

3 comentarios:

  1. No tenía ni idea de qué narices era eso del VPH, por lo que lo tuve que buscar en "el internete". Desde luego qué cosas, uno es vive feliz hasta que va al médico y de repente le dice que tiene "no sé qué" y ala, se jodió la cosa, entonces... ¿por qué ir al médico? jejejeje.

    Un besito y mucho ánimo

    ResponderEliminar
  2. Y que lo digas, mejor no hubiera ido...ahora ya quiero saberlo, claro. Un beso.

    ResponderEliminar
  3. La medicina tradicional tiene su costado sádico, no hay que olvidarlo.

    ResponderEliminar