martes, 25 de mayo de 2010

MIGRAÑA, PLAYA Y OTROS CUENTOS

El domingo por la noche fui a ver a mi padre. Está medio ido todo el tiempo y no es muy coherente. No es ni la mitad de lo que era, ni un cuarto siquiera. Odio verle así, porque le quiero, quiero que quede claro, no vayan a pensar que tengo ganas de matarle así porque sí. Las tengo precisamente porque le quiero mucho y lo veo pudrirse en vida, morirse lentamente, sufriendo y prefiero verlo muerto que así.
Por supuesto el lunes por la mañana ya me dolía la cabeza, pero fui a hacer el examen, faltaría más. Me había prometido a mi misma que iría a la playa, porque tuve que coger el día de mis vacaciones, según el sindicato de mi empresa, no tengo derecho a faltar para hacer un examen. Y eso hice, irme pa la playa, que tanto da de .
No es por presumir, pero mi querida playa del Inglés+Maspalomas, es flipante. Por muchas razones, pero para poner un ejemplo, imagínate una pareja de alemanes o escandinavos, sentados en primera línea, en unas sillas de playa especialmente altas, ellos altos también y ambos, buaalaaa, haciendo punto de cruz, jajajaja. Flipante, ahh y en pelota picada, jejejeje, lástima no poder sacarles una foto.
El caso es que la playa me relaja y mi dolor de cabeza no se iba. Así que lo intenté todo, relajarme, disfrutar (sólo con ver a la gente que pasa por la orilla ya se divierte uno), meterme debajo del agua fría y esperar a que mejorara. Incluso ligué, jejejeje, se me acercó uno buscando guerra, pero yo, aún me pregunto por qué, lo espanté, agresiva que me pongo, no sé si me tiraron pa tras las gafas de sol horteras que llevaba o su barriguita prominente. Quizás fue el hecho de que le había echado el ojo a uno que andaba por allí cerca. La verdad es que ahora me arrepiento, porque era al menos diez años más joven que yo y tenía la cabeza llena de pelo, cosa que no puedo decir de todos los que se me acercan. En fin, quizás me libré de un psicópata o quizás perdí de vista al hombre de mi vida, ya nunca lo sabré. Lo que sí puedo asegurar es que me subió la autoestima pa allá arriba.
Como decía, mi dolor de cabeza mejoró algo, pero se levantó un viento horroroso y la arena se me metía por todas partes y decidí marcharme. (Más arrepentimientos por no decirle algo al tipo que andaba por allí cerca y que al final me miraba de hito en hito, pero no me decía nada).
Paré a tomarme un helado y volví a casa. Cuando llegué la circunferencia de mi estómago se había multiplicado por dos y tenía nauseas, la cabeza se me iba a reventar: resto del día, metida en la cama.
Hoy aún me dolía. Va a acabar conmigo esta migraña tensional y no voy al médico, ya fui y no me sirvió de nada. De hecho he ido varias veces y además me prometí a mi misma que hasta el 2011 no vuelvo a pisar una consulta (después de lo del VPH y todo aquello). Bueno, salvo al de cabecera para que me siga suministrando el dopaje doméstico. He dejado de creer en los médicos.
Hoy me duele de nuevo.
¡Vaya vida esta!

2 comentarios:

  1. La verdad es que lo tuyo con la playa es algo especial, jejejejeje, siempre se te acerca alguien, hay que ver, jejejejeje.
    He de decir que me da cierta envidia eso, mi única "historia" en la playa fue cuando tenía como 3 años o así, que una niñita se enamoró de mí y no me dejaba ni a sol ni a sombra. Claro está, es una historia que me contaron mis padres y que alguna vez surge, jejejejeje.
    Tal vez porque no me pasan esas cosas no me guste demasiado la playa, jejejejejeje.

    (Para todo lo demás mucho ánimo, ¿vale?)

    Un besote

    ResponderEliminar
  2. Tendrías que venir a ver esta...
    Yo de chica iba a la playa de las Alcaravaneras, que está en la ciudad, y los coreanos de los barcos de pesca nos sacaban fotos a mi y a mi hermana, por rubitas y pecosas. Seguro que hoy eso sería pederastia...qué cosas.

    Gracias por tus animos y tus visitas, Os. Un besote.

    ResponderEliminar